En una ocasión Alfonso me dijo: no leas tanto y lleva a la práctica uno solo de los libros que has leído y con ello ya harás un buen propósito de tu evolución personal.
Sin duda este es un muy buen libro para interiorizar su enseñanza y tomar como guía y apoyo ante las recurrentes dudas existenciales.
A través de la letra impresa, sigue trasmitiéndome la coherencia y fe en una manera particular de interpretar este misterio que es la vida que me atrajo y sigue a día de hoy haciéndolo.
En síntesis, “todo está bien”
La distancia es relativa si estás en la misma vibración.
Encantada de leer este libro de crecimiento de mi estimado maestro Alfonso, te hace reír, llorar y te lleva un poquito más al interior.. gracias!
Me ha gustado y mucho, porque está en mi forma de ver la vida. Mil gracias Alfonso
Los seres humanos no tenemos conciencia de lo que significa la vida. Nos enseñan matemáticas, lenguaje, idiomas, nos enseñan "como ganarnos la vida" pero, sin embargo, no nos enseñan a vivir. Y cuando la vida nos sorprende con acontecimientos que podemos calificar como dramáticos, la única compañia que nos queda es la tristeza, el dolor, la soledad o la ira.
Nadie enseña la razón de la vida. Es algo que hemos de aprender cada uno en su dolor acompañado de su propia soledad.
Los acontecimientos en la vida del protagonista de la novela le llevaron de vivir una vida feliz a un dolor infinito, dejándole hundido en una profunda soledad. No quería vivir y para poder sufrir esa soledad sin que nadie intentara robársela tratando de llevarle a lo que su familia y amigos consideraban una vida normal, inició, sin más compañía que su dolor, el Camino de Santiago.
Los sucesos que fue viviendo, en cada etapa del Camino, le fueron abriendo los ojos a una realidad muy diferente de la que estaba arraigada en él, por las enseñanzas de sus mayores y por las creencias grabadas a fuego en su conciencia.
En su peregrinaje encontró respuestas a las dudas que atormetaban su mente e, incluso, a cuestiones que nunca llegó a plantearse. Entendió la razón de la vida y el misterio de la muerte. Entendió que la vida es el mejor lugar, que podemos darnos los seres humanos, para aprender a amar, de manera incondicional, y un lugar para recordar que nuestro origen y nuestra meta es el mismo para todos. Y ese origen y esa meta no es otro que Dios.
Llegar a ese entendimiento fue sanador para él, como puede serlo para todos los que le acompañemos en su peregrinaje.
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