El amor nace en cualquier lugar sin siquiera saber que está naciendo.
Así llegaron ellas a mi vida, ambas de la misma región (Los Llanos). aunque de distintas naciones (Venezuela y Colombia). Las dos crearon espacios nuevos, enriquecieron mis versos, me motivaron a escribir.
La hija de patria herida por guerrilla y narcotráfico al cabo de un año se fue; mujer de dolor y luz, me dejó los primeros consejos, una multitud hermosa de historias y de amores, la primera inspiración, y yo le regalé mis primeros versos. La amé como se ama en la distancia, con toda el alma y con todas las dudas. La recordaré siempre, con sus ojos tristes y tímidos, su cabello suelto, su caminar entre las calles mojadas. Nunca la olvidaré porque, si ella no hubiese permanecido ese tiempo, posiblemente yo no me hubiese atrevido a compartir mis versos o los hubiese destruido.
La hija de patria herida por el oro negro sigue aquí; entre mensajes nos acercamos, entre mensajes nos alejamos; a veces está tan cerca que parece que llegaremos a ser más que amigos, otras nos distanciamos... pero siempre está presente. Y yo no le pido nada más que que nunca se vaya, que se quede con sus consejos y su amistad, con sus vivencias y sus días, y con su acento, que me recuerda de donde llegó y que se ha hecho aún más cantarín al combinarse con los tonos del gallego.
Ellas son la poesía que he sentido y siento. Ellas son "Cantos del Llano (en llamas)"
Soy hombre maduro, apegado a mi amada Galicia, residente en la villa de Padrón. Llegué tarde a la poesía, como una necesidad, y en ella permanezco.
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