Una aproximación a la realidad

¿Cuándo comenzó el tiempo? ¿Qué tamaño y forma tiene el espacio? ¿Cuántas dimensiones hay en el universo? ¿Cómo se explican las constantes casualidades que suceden? ¿Qué hay de cierto en la Biblia? ¿Realmente existe Dios? ¿Qué es la vida? ¿Qué es la muerte? ¿Existe vida después de la vida? ¿De qué está hecho todo? ¿Qué rol y función tiene el ser humano en la naturaleza? ¿Somos libres y conscientes de lo que somos? ¿Qué diferencia hay entre la verdad y la realidad? Estas son sólo algunas de las preguntas que responde el libro.

La Tierra, aunque hasta ahora haya quien no desee reconocerlo, es redonda , al igual que otros planetas, estrellas, cometas, asteroides, etc. De hecho, que el Sistema Solar, las galaxias, los cúmulos y súper cúmulos de éstas, también lo son. Por eso este libro afirma que el universo tiene forma esférica, al igual que sus dimensiones, incluyendo al tiempo y al espacio. Lo que permite deducir que todo rueda, gira y trasciende sobre el conjunto.  

El universo está hecho de energía. Podrá parecer que la respuesta tiene un trasfondo espiritual o religioso, pero no es así. La materia, las fuerzas de la naturaleza y la luz, al igual que la antimateria y la energía oscura, están compuestas por diversas partículas atómicas, y éstas a su vez por filamentos muy pequeños de energía pura.

Todo lo que percibimos como real es tan sólo una apariencia. El universo está diseñado en una estructura cuántica que la ciencia puede entender sólo a medias, y que en teoría no ha dejado de ser el vacío cuántico donde se produjo el Big Bang. Lo que es más sorprendente aún, el universo que vemos sería un holograma que forma parte de una súper estructura que sólo podemos imaginar.

En el universo todo está integrado por sistemas semejantes, lo que hace que cada uno de éstos interactúe con los demás produciendo diferentes niveles de entropía. El universo es probablemente un sistema abierto, en el que sus partes están unidas sinérgicamente creando resultados que repercuten en su evolución. Con base en esos resultados los científicos conjeturan sobre el origen y el destino final de todas las cosas.

Como ya advirtió Aristóteles “el todo es algo más que la suma de sus partes”. Así pues, con una perspectiva sinérgica y una visión holística, aún más amplia que la que hasta ahora aparece en los textos de similar naturaleza a éste, se pueden identificar propiedades que emergen de la dinámica natural del universo, para describir al ser humano y la naturaleza.

Todo lo que hay en el universo tiene por causa un efecto en común y primigenio. Y dado que toda la cultura humana es un reflejo del universo, pues muestra cómo el ser humano lo ha interpretado, también posee un mismo génesis. Todas las ideas, teorías, conocimientos, idiomas o expresiones artísticas, tuvieron origen en un mismo lugar y momento. Así lo demuestran los estudios más modernos sobre el ADN, la filología y el origen de los idiomas.

Los seres humanos y todos los seres vivos compartimos un ancestro común. Formamos parte de una gran cadena de causas y efectos. Cada eslabón está unido a uno anterior y todos tienen origen en un único punto, el Big Bang.

Este complejo tema, esgrimido desde múltiples perspectivas en los capítulos siguientes, no es la respuesta evidente a la cura de una enfermedad, ni va a solucionar el problema energético del mundo, tampoco tiene nada relacionado con la adquisición de riquezas o  poder, pero es fascinante y ha merecido desde el origen de la consciencia profundo análisis, especialmente en lo que se refiere a cómo es la naturaleza y cómo funciona el cosmos.

La astronomía, la física cuántica, la gnoseología, la ontología, la ética, la escatología, la metafísica, la cosmología, la genética, el lenguaje, la lógica, la gramática, la semántica, la biología y la citología, por mencionar algunas de las ramas del conocimiento que toca esta realización, abordan el problema señalado, de ahí la segunda parte del nombre de este libro. 

El método científico es un instrumento poderoso para conocer el mundo externo, pero existe en el ser humano un mundo interno, una realidad espiritual que trasciende en el universo. Desde luego, deducciones de física cuántica demuestran la interacción entre ambos mundos, es decir, que no sólo el mundo externo influye en el interno, sino también viceversa. De ahí la razón de las muchas casualidades que ocurren en nuestro cotidiano vivir.

Pero, además, no puede negarse que desde el principio de todas las cosas, han sucedido tantas coincidencias, que el universo está, hasta donde se sabe, diseñado para la existencia humana. Cualquier cambio, desde el origen del tiempo, habría impedido la existencia de la Tierra, del ser humano y en última instancia, que Ud. pueda leer esta obra y se pregunte si lo que digo es cierto.

Tampoco podemos negar que en diez mil años el ser humano ha evolucionado a su entera voluntad. Se ha comportado como un verdadero dios, creando y recreando su futuro. Ese aparente destino al que estarían sometidas todas las cosas ha sido alterado por el ser humano.

En efecto, él no ha esperado que le salgan agallas para sumergirse en los mares, ni ha necesitado alas para volar por los cielos. De hecho, con ayuda de las computadoras ha ampliado su inteligencia y memoria en la medida de sus necesidades y ha salido al espacio exterior para ver qué ocurre en la Tierra. En síntesis ha ejercitado su libre albedrío sin restricciones.

Quizá la humanidad esté muy cerca de descubrir la eterna juventud. Tal vez algún día haya alguien que descubra que hay más allá de los confines del universo y por qué ocurrió el Big Bang. Lo cierto es que la búsqueda del conocimiento no debe detenerse nunca, eso es lo que el libro persigue.