Desde tiempos hoy olvidados, la Selva de los Huextlas ha sido una tierra de antiguas memorias de conquistadores vencidos, curanderos milagrosos y poderosos hechiceros llamados nahuales. Sus pueblos son el escenario sombrío de leyendas narradas por arrieros y ancianos en noches oscuras sin luna.

La luna resplandece acechando desde la sierra, cada noche el ambiente se carga con una energía perturbadora que provoca ansiedad e intranquilidad constante, se presiente que “algo” está a punto de suceder.

En este aciago escenario, un curandero mestizo se encuentra con fuerzas que están más allá de su control y su entendimiento profano, su ambición cegada por el rencor desencadena causas que convierten a San Benito en el ojo de un huracán de sucesos extraordinarios, que extiende los brazos de su influencia por todo el territorio de Los Huextlas.

Fanáticos retoman rituales que sobrevivieron bajo una ligera pátina sincrética de cristianismo, mientras deidades primigenias casi olvidadas vuelven a reunirse en la Hoguera de las Edades.

En esta tierra antigua de poderosos curanderos y nahuales, la idea de dominar el caos imponiendo el orden, es tan sólo una pésima ilusión que llamamos realidad.