En el contexto del expansionismo persa por la Hélade y el saqueo cartaginés a la gran ciudad de Tarsis en el extremo Occidente, el último rey tartesio será inspirado por la divinidad local para restituir a su civilización sus leyes ancestrales. La misión encomendada dará lugar a un viaje legendario en el que, con la colaboración de hechiceros, soldados y marineros, los protagonistas tendrán que arrostrar grandes peligros por tierra y mar. La narración se despliega en un constante juego polifónico en el que la voz del rey tartesio alterna con la de su alter ego, el Sabio de Samos, con quien compartirá el propósito de hacer perdurar la sabiduría ancestral de Tartessos. 

El autor reconstruye, en un trabado fresco de la época, la difusa cultura e historia de nuestra más antigua civilización peninsular, apostando por una religión y una filosofía muy apegada a la influencia del Dionisos cretense transmitida por Radamantis y su sacerdote Pan. Cerrando el círculo, dicha creencia trascendental volvería a la Hélade en forma de religión mistérica a través del contacto del Sabio de Samos con el rey tartesio, en lo que históricamente se ha denominado orfismo.