Petrona Martínez, al hacer aquel juramento sobre el cuerpo inerte de su hermano, de manera indirecta iniciaba lo que ya estaba escrito en el libro de su vida.  Los Dioses, quienes eran los autores de su historia, con anterioridad habían mezclado su drama, así como el drama de quienes habían sido elegidos para misión, con escenas de violencia, soledad, amor y aventura. En su libreto, Los Dioses tenían incluido para ella un asesinato por amor y dos asesinatos violentos. Su drama, “Los Dioses” la continuarían con una larga estadía en el manicomio y la escena de acoso sexual en la prisión, de allí, ellos pasarían a las escenas del coprotagonista y los autores secundarios de su historia, quienes desencadenarían una maldición paranormal que podía llevar al planeta a una hecatombe. Asimismo, incluyeron en un guion extra, a Carlos y Daniel, dos personajes que llegarían a la vida de Petrona a darle un giro de noventa grados. El primero de ellos, su hijo. Un joven que, luego de dieciocho años, iba a reaparecer en su historia. El otro, una suplantación de cupido quien buscaría en Petrona una nueva oportunidad de ser feliz.