Moisés Morán puede presumir de conocer bien el enjambre interno de la policía, pues describe de forma creíble la jerarquía, las trabas que se ponen unos a otros para llevarse méritos. Hace un severa crítica social de cómo está la situación en la isla de Gran Canaria, donde se desarrolla la obra. Una semblanza de asesinos, narcos que juegan con la vida de los demás, pero que a la vez protegen a los suyos, defienden a su gente, les da trabajo, les cuida las viviendas, les aporta seguridad con una mano, mientras con la otra les venden la droga que les atonta, aliena y deja fuera de la sociedad. Conoce la vida de los barrios y hace una somera descripción de estos sitios marginales dónde no entra luz. Mujeres hermosas consumidas por el jaco, policías corruptos que se han pasado al otro lado, policías honestos que son cuestionados por sus propios compañeros y superiores…
No falta nada en esta novela, entretenida, policíaca con tintes dramáticos y pequeños guiños de humor que hacen más llevadera la insoportable realidad; denuncia social, lealtad, amor, desamor, amistades… un sinfín de conceptos que rodean al sentimiento humano, a esos humanos que caen en lo más bajo de la sociedad, de los submundos que viven bajo la alfombra de los políticos. La recomiendo, se lee de forma rápida y aunque la trama parezca sencilla a priori, no lo es… quien se adentre en sus páginas se sorprenderá, sin duda.
El mundo de las drogas, muy complejo y enrevesado, para aquellos que creen poder entrar sin quemarse las manos, una buena lección. Muy entretenido, buena trama y excelentemente bien escrito.
La historia se inicia cuando Marcos se encuentra pescando en Costa Ayala (isla de Gran Canaria) y se encuentra fortuitamente flotando 150 kilos de cocaína. Entonces decide poner en venta parte de la droga que ha encontrado para lo que se pone en contacto con su primo Dalmacio.
Pero los narcos que han perdido el cargamento (el Tacha y el Chino) buscan desesperadamente su cargamento que ascendía a una media tonelada de droga que estaba siendo introducida en el archipiélago canario desde un barco nodriza procedente de Colombia.
Los narcotraficantes van a poner en acción a toda su organización para que busquen y localicen el alijo de coca desaparecido. Mientras tanto, el inspector Fabelo -de la policía de Gran Canaria- recibe información directamente desde la central de Madrid y se pone al frente de la investigación para localizar una pista sobre de esta operación que lleve a dar con los narcos.
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