Hoy hace un buen día para destetar hijos de puta

Granada, 1985. Héctor Roa Longa tiene 25 años y ni puñetera idea de lo que quiere. La noche es su fuerte y toma una decisión, quiere ser detective. Sin saber qué es lo que eso significa exactamente, tampoco sabe que lo van a destetar.

Con un inveterado optimismo, sin perder de vista sus carencias, inicia un camino que lo llevará a los límites de su propia inconsciencia.

La ciudad es el escenario. Recorremos calles, plazas y bares de la mano de Héctor, buscando la solución a sus problemas, sin saber que quizás el problema sea él mismo. Poco a poco lo irá averiguando, para su desconsuelo.

La vida puede ser muy dura para los perdedores.

Una novela corta, intensa, adictiva, provocativa y poco convencional, con un lenguaje directo, narrada en primera persona, en la que, de un modo u otro, todos pierden.