No es la primera vez que abordo la lectura y crítica de la obra de Kuperman. Este prolífico autor tiene ya ganado un lugar merecido dentro del conjunto de escritores de dicha editorial, no sólo por su capacidad de producción literaria, sino también por la calidad de sus obras.
Kuperman no es un autor de prosa oscura e ininteligible, ni de aquellos que escriben para una minoría selecta (y selectivas) es un autor que hace de la palabra una herramienta destinada al placer de la lectura.No
En esta novela, la trama argumental es clara y definida, y todos los elementos coadyuvan a llevar al lector hasta el final. No hay superposiciones No veo disgresiones innecesarias, y el ritmo se mantiene constante e invariable desde el principio hasta el final.
Este ritmo narrativo, lo ubica a Kuperman, a mi criterio, en la linea de escritores de los llamados Best- Sellers. Una literatura que intenta llegar a todo tipo de público, que no confunde el relato con la reflexión filosófica o el ensayo científico. Una historia bien contada para el placer de la lectura que nos saque de lo cotididiano
Esto no significa que el autor eluda la problemática de los seres contemporaneos.
Sería imposible de concebir una obra literaria, sin que de ella emerjan las tragedias cotidianas, pero lo que lo diferencia, es el abordaje de dichas problemáticas, por parte de los protagonistas, pues las soluciones son las que se pueden encontrar en la vida diaria, y esto ya logra que el lector se identifique con los personajes
Nada comienza por azar.
Rafael, un hombre común, viudo, con un hijo pequeño, luego de años de encerrarse en sí mismo, tras la muerte de su mujer, decide volver a rehacer su vida. Es ahí donde conoce a una hermosa y misteriosa mujer, que entra a su mundo, como si se tratara de un imán, lo que lejos de disgustarle, le agradaba demasiado. Esa unión fue la génesis de los más misteriosos hechos que pudieran haber ocurrido en la historia de Rafael.
Casi al borde de la locura, donde jugaba un papel más que importante, la vida de su pequeño hijo, el hombre debía conseguir lo más sagrado de este mundo para poder superar la maldición que había caído sobre su familia, y así salvar la vida de su hijo, la suya, y el destino del mundo.
No estaba solo. Nunca se está aislado, cuando alguien te ama.
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