Delirios de Robin Hood

Te descubres delante de un crimen brutal, el tipo que lo ha cometido ya está arrestado. Está tumbado en el suelo, con los grilletes puestos a dos metros escasos de sus víctimas. En tu cabeza aún retumba la sirena que te ha llevado hasta allí, los demás policías esperan tus órdenes sin tener la menor idea de que tienes otros planes, un hombre así no puede acabar en la cárcel.

Sin duda todo ello lo provoca tu nueva circunstancia, no te has vuelto loco de repente, tan solo han cambiado las prioridades en tu vida, y la justicia ocupa el primer lugar de tus obsesiones. La cárcel no es el sitio para este tipo de monstruos.

La niña que yace a tus pies te recuerda a tu propia hija y sientes cómo un escalofrío recorre tu espalda, la imagen que tienes delante de tus ojos es dantesca, y lo peor, ya pertenece al mundo de las cosas que existen. Un pequeño oso Winnie the Pooh te mira como pidiéndote explicaciones, es el mismo que tiene tu pequeña, no hay vuelta atrás, acabas de tomar la decisión más difícil de tu vida.

Tu mente ya ha ideado un plan que pondrás en práctica con precisión, España está sumida en una crisis tan brutal y esperpéntica que invita a la acción, la anestesia puede con todos, salvo que trates de ser un Robin Hood como tú, Marco García, un inspector de policía que se sume cada noche en tragos caudalosos de alcohol para dejar de pensar. Pero ahora has dicho basta.

Después todo será búsqueda, desafíos, justicia, venganza, amor y odio, sobre todo amor, aunque surgirá una pregunta: ¿hasta dónde podemos llegar por aquella persona que más amamos?

Descúbrelo en Delirios de Robin Hood, prólogo de Quico Taronjí, presentador de Aquí la Tierra, protagonista de la serie Catipán Q de TVE.