Como mariposa tocando el alma

Desde muy joven, casi desde su adolescencia, Fran comenzó a hacerse preguntas que, es posible, que no fueran muy diferentes de las que se hacen la inmensa mayoría de los seres humanos.

Preguntas sobre la vida y la muerte, sobre el placer y el dolor, sobre la felicidad y el sufrimiento, sobre lo injusta e irónica que parece la vida, sobre lo mezquina que parece la sociedad, sobre el alma, de la que muchos hablan y nadie conoce, sobre Dios y el demonio, sobre la religión y la espiritualidad. Y así como las mariposas se van posando de flor en flor, así él, en la búsqueda de respuestas va dirigiendo sus pasos por las diferentes etapas para encontrar la Verdad.

 En cada etapa iba descubriendo partes de esa Verdad, partes que trataba de integrar en su ser para poder llegar a la siguiente etapa. Pasó por algunas estaciones como la comprensión, el respeto o la tolerancia. Y esas estaciones desembocaban en una estación mayor, igual que los afluentes llegan al rio. Esa estación es el Amor.

 Pero, así como el rio sigue su camino hasta llegar al mar, Fran sabía que tenía que seguir en la búsqueda y el aprendizaje porque aún le quedaba un buen trecho.

 Y de la misma manera que un día el rio descubre su océano, así Fran descubrió, a lo lejos, el océano que estaba buscando. Un día descubrió que lo que buscaba era a Dios y que todo lo demás llegaría a él de inmediato porque se encontraba integrado en la Grandeza Divina.

 Acompañar a Fran en su recorrido por la vida puede ser una tarea, no solo, agradable sino enriquecedora.