La novela es ágil, amena y mantiene la tensión con maestría evitando los baches que son tan comunes en textos largos. Lo que sí voy a contar es el resultado de su lectura sobre mis sentimientos. En muchas ocasiones me transportó a mi niñez en la voz del protagonista o de algún otro personaje. Las descripciones son tan vívidas que me parecía estar viendo una película. Tiene humor y también momentos de acción en los que se percibe como fluye la adrenalina.

 

Pocas veces se conjugan diferentes gustos, sensaciones y emociones en un mismo momento y menos aún, compartido con alguien más. La mañana de este domingo gris nos hizo prolongar el reposo. Tomé el libro de Jorge y comencé a leerlo con Walter en voz alta. Fueron casi tres horas seguidas de lectura. Pasamos de la intriga al recuerdo, de la curiosidad a la emoción y de mano en mano para seguir leyendo. No cuenta en este comentario el cariño y la admiración que tengo por mi colega, sino una sincera crítica y valoración hacia su trabajo.

No puedo demorar un minuto más en decir esto. Hoy tuve el placer de estar en el evento de Jorge Iglesias presentando el libro en un cruce de expresiones artísticas. Fabuloso.
Llegamos a casa con mi compañera Yanina y, mate de por medio, nos pusimos a leer #ArqueologosUrbanos. Devorar el primer capítulo y terminar de leerlo con lágrimas en los ojos de ambos, para mi, da cuenta de una obra tan original y tan cotidiana a la vez, atravesada por una emocionalidad contundente, que es imposible no admirar y tener ganas de más. Les recomiendo a todos esta grandísima obra literaria.